Sociedad

Un paseo por Morella con o sin escolta

Esta mañana he asistido con placer y asombro a una edición más de la fiesta del Sexenni en Morella . Es una celebración que se hace en recuerdo de una peregrinación a la Virgen de Vallivana por una peste que asoló esta localidad. Se celebra cada seis años como su nombre indica.A todos los que habéis tenido la oportunidad de disfrutar de la ciudad de Morella (cuna de la rama paterna de mis ancestros) y en especial a los que conocéis el Sexenni, no hay que explicaros nada. A los que no habéis acudido nunca, tomad nota. La segunda quincena del mes de agosto del 2018 apuntadlo ya como obligación: «Ir a Morella» y disfrutar de su gente, de la ciudad, de los flaons y del ambiente de un Castellón (casi Teruel ya) que no tiene comparación posible. Si además queréis disfrutar de lo lindo, no os podéis dejar «L’anunci«. ¿Que, qué es eso?. Pues el año anterior a cada Sexenni se hace una fiesta (de un sólo día) en el que tiene lugar una cabalgata con batalla de confeti. «Alucinante» y adictivo.

Pues como he empezado diciendo; esta mañana me he acercado a Morella como cada Sexenni a disfrutar y lo he hecho de lo lindo. Las decoraciones siguen siendo maravillosas, la gente morellana: tan amable y acogedora como siempre, el ambiente de las calles: sosegado, apacible, sereno y amistodo, aunque esté a rebosar de personal y aunque te coloques en medio de la foto de otro (o viceversa). El «Retaule» (la traducción sería retablo) es una procesión entre religiosa y gremial en la que no hay que perderse detalles de los distintos grupos y especialmente de los danzantes y sus brincos.

Pero este año me ha llamado la atención un detalle que no me ha gustado nada. Desde nada mas dejar el coche en el aparcamiento y subir con el autobús, hemos visto un exceso de policía nacional y de guardia civil. En Morella habitualmente basta con un policía local para que todo funcione como la seda ,porque la gente que acude y los locales crean un ambiente que no propicia otra cosa. Tanta fuerza y cuerpo de seguridad del estado extraña en esa localidad. Así que uno se pregunta: ¿Qué pasa este año?. ¿La crisis va a hacer saltar por los aires el Sexenni? ¿Se ha convertido Morella en objeto de atentado por parte de alguien? (como no sea de una tal Merkel).

Mira por dónde cerrando el «Retaule» aparece un personaje «pluri-imputado», cuya hija se hace portavóz de las ideas de su partido, diciendo en el congreso «que se jodan»  los españolitos de a pié.

Explicado porqué en la comitiva final había más policía, guardia civil y seguridad que participantes normales. Y explicados todos y cada uno de los murmullos de desaprovación que el publico asistente ha proferido por lo bajini. Porque esos señores que necesitan llenar un pueblo maravillos de «fuerzas» para darse un paseo, no tiene la suficiente valía como para romper el ambiente de cordialidad y hospitalidad de Morella. Lo vergonzoso es que sean tan prepotentes de pasearse rodeados de docenas (y me quedo muy corto) de guardaespaldas y funcionarios (que pagamos todos) porque no son capaces de asumir la consecuencias de sus actos y están dispuestos a perpetuarse en los bancos de la «imputación» a un a riesgo de no poder pisar la calle sin escoltas.

Lo más triste es que no sacan la moraleja de ese paseo, porque no les da su «etica» para ello. Y la moraleja es, que todos los que desaprobamos su comporamiento, siendo muchos más que los que le escoltan, somos personas con más catadura moral que ellos, porque no entramos al trapo de sus provocaciones. Y no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

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