Relevos II
Y ya que hemos hecho referencia a los relevos que periódicamente sufre o padece cada unidad, quiero hacer referencia a otro que también fue famoso.
D. Francisco Pina Alduini (BOE con un nombramiento suyo) había estado en la base de Tte. Coronel y había dejado un recuerdo difícilmente olvidable de los viernes militares y de su constante exigencia, a veces incongruente. Ascendió, se marchó y, como les pasa a las aves migratorias, volvió. Pero esta vez de Jefe. Sustituyendo a un maravilloso jefe que dejaba tras de sí una estela de buenhacer, caballerosidad, dotes de mando y todo lo bueno que se pueda decir de un jefe. Era D. Rafaél Sanchiz y Álvarez de Quindós (hay un error en el nombre y se tiene que refierir a D. José Joaquín que luego fue General de Brigada- Cita de su audiencia con el generalísimo) Marqués de Pescara (que lo fue de 1950 a 1980). Era noble, pero de verdad. Le hicimos una despedida «por todo lo alto». Pocos días después vino el Sr. Pina y siguiendo la costumbre, le preparamos en los respectivos pabellones un vino de honor, bueno … español, para recibirle. Pues bien, «Veni, Vidi, Vinci», llegó cuando ya estaban cansados de esperarle mirando las bandejas de croquetas, patatas, rodajas de embutidos, aceitunas, etc, etc, y las botellas sin abrir; bostezando por el doble motivo de esperar aburridos y contemplar ambrientos. Llegó con su adusto genio acompañado por algunos jefes y oficiales, se puso en la cabecera de aquella larga mesa; sin una sonrisa ni un gesto de saludo o de agradecimiento a aquel acto que no teníamos obligación alguna de realizar y que se hizo por consideración a un jefe que poco tiempo antes había estado con nosostros. Irgió su cabeza sin más preámbulos y espetó:
«Muchos de ustedes ya me conocen, los que no seguro que han oido hablar de mi. Obren en consecuancia.»
En aquel acto yo no estaba presente porque estaba recien destinado a la Académia General del Aire, por lo que me libré de «obrar en consecuencia».
M.F.G. Escrito en Alicante en enero de 1994.