El problema del combustible en aviación
A nadie se nos escapa de uno de los grandes problemas de la necesidad de reducción de aportaciones de CO2 a la atmósfera es el gasto en combustibles fósiles de los aviones.
El gasto medio de un avión de unos 4 litros por segundo de vuelo. Si eso lo multiplicamos por los miles de horas de vuelo que se hacen diariamente, nos encontramos con cifras que justifican que durante el confinamiento de abril y mayo de 2020 la atmósfera diera un respiro, pero de los gordos.
Si hacemos casos a los datos de «The Global Economy» nos encontramos con que en el año 2019 no encontramos con las cifras del gráfico. Y hay que multiplicar por 159 los barriles para tener los litros de combustible gastado.
OJO porque en esa tabla faltan países tan grandes como China, por ejemplo.
Está más que claro que el número de vuelos diarios no tiene ni punto de comparación con el de desplazamientos de automóviles; por lo que, aunque el consumo por pasajero y kilómetro sea entrono al triple en un avión, no se le puede cargar a la aviación el peso de la culpa por las emisiones de CO2.
Pero también es cierto que además del extremadamente importante factor de las emisiones, está el factor de la limitación como en todos los combustibles fósiles.
Es por estas razones y otras de eficiencia e ingeniería por las que las grandes compañías llevan años preocupándose por los componentes en la fabricación de aeronaves, la potencia y peso de los motores y el combustible capaz de sustituir a los actuales.
No son pocas las pruebas y experiencias que se han ido conociendo, pero conseguir un combustible que permita mantener en vuelo un aparato con 250 pasajeros durante un vuelo transatlántico no es una broma. Y está claro que los motores eléctricos requieren unas baterías que en conjunto los hacen inviables.
Así las cosas no nos extraña nada que se pruebe con fuentes de todos los tipos y una de ellas no sólo no nos extraña, sino que todos la vemos como una de las candidatas más factible. Se trata del hidrógeno. Tantas veces hemos oído hablar del motor de hidrógeno para tantas aplicaciones.
Pues bien, ya tenemos a la europea Airbus preparando el primer avión con motores alimentados con hidrógeno
En realidad el único problema que tiene es el coste de su producción y ahora estamos entrando en una dinámica de aprovechamiento de energías renovables (solar, eólica) que tienen una gran alidada en la producción de hidrógeno, ya que en los momentos de mayor producción que demanda, se puede aprovechar la energía sobrante para alimentar las pilas de hidrógeno. Es evidente que no sólo se requerirá ese remante, pero todo lo que sea aprovechar energías renovables en sustitución de los combustibles fósiles será un adelanto para toda la humanidad.
Ojalá los resultados sean muy satisfactorios y pronto se vean estelas de vapor de agua producidas por los «humos» de los aviones, además de por las condensaciones.