Despedida
Me llega la noticia del cese de Javier Lerendegui como responsable del que hemos conocido como «Programa Ramón y Cajal» durante estos útimo 13 años y me viene a la cabeza un sinfín de cosas, momentos duros y dulces, Jornadas, Congresos, sudores y alegrias y también un artículo que hace justo diez años me publicaron en el Diario de Teruel:»Paradoja» .
Cada día que pasa nos sorprende algo nuevo, y así ha sido desde que el hombre camina por la tierra; y por lo tanto no nos debemos asustar de nada. Pero hay cosas que se valoran de forma muy distinta según el punto de vista del que observa. No es cuestión de altura, ni mucho menos, sino tan sólo de dónde nos ha colocado la vida a cada uno y del «camino» que hemos hecho hasta llegar aquí.
Lo de las Despedidas de final de curso ya es una tradición y en todos los centros educativos se repite año tras año el que cambien caras de compañeros y veamos como se nos alejan personas con las que hemos compartido un trabajo tan «humano» como es el educativo. Un trabajo en el que estamos implicados como personas y que ocupa nuestra mente y nuestro corazón «siempre». Así que las «despedidas» son lago a lo que terminamos por acostumbrarnos con los años. Pero cuando alguien no se va, sino que lo echan, los matices son muy distintos.
Javier estaba en los primeros cursos de formación de asesores de NNTT que se impartieron en Alcalá de Henares cuando se puso en marcha el proyecto Atenea (1985). Por aquel entonces las NNTT no estaban integradas en los incipientes CEP porque formaban un programa distinto y yo tuve la suerte de coincidir con él, en las pocas ocasiones en que esa formación le permitia estar en el CEP de Alcañiz. Por cosas de la vida yo me dedicaba entonces a la biblioteconomía y la animación a la lectura aunque en mi aula ya funcionara un Spectrum que había conseguido de la Caja de Ahorros.
Desde entonces hemos mantenido una relación de amistad, de la que a mi me gusta presumir. Porque en esta vida hay muchas cosas de las que se puede presumir, pero a mi la que más me ha gustado valorar, es la amistad de los que considero «mis amigos». Así que no se extratará nadie de que me cause asombro, dolor, inquietud y desasosiego su marcha de los servicios centrales del DGA y su retorno al centro.
Todos los que hemos estado cerca de Javier sabemos que ha sido muy duro ocupar su puesto todos estos años, que lo ha hecho con una dedicación y una pasión por el proyecto que ha superado «lo sano» en muchos momentos. Hace unos instantess le decía a otro «amigo» que me parecía un error su cese porque precisamente en los momentos difíciles es cuando hay que contar con gente que lleve los proyectos en las venas y que tenga fe en ellos. Y que éstas son las únicas armas que nos permiten luchar contra viento y marea en los momentos difíciles.
Es muy difícil hacer una valoración ponderada de lo que ha supuesto el trabajo de Javier todos estos años, pero hay cosas que, a los que hemos estado cerca, no se nos han pasado nunca de largo. Desde que se inició la andadura del Programa se creó una familia integrada por todos los asesores de TIC de la Comunidad Autónoma. Todo el que ha querido se ha integrado y se ha sentido como en casa. Han pasado personas mágníficas por los sucesivos equipos y nos hemos podido sentir orgullosos de los progresos y resultados obtenidos que nos han puesto a la cabeza de las CCAA del país y nos han convertido en referente europeo. Y eso no ha sido sólo trabajo de Javier, pero él ha sabido estar al timón y torear con las situaciones poniendo un poco de mano izquierda cuando ha hecho falta, dando ánimos y relativizando las cosas, serenando los nervios en situaciones en las que sabíamos que el más nervioso, era él. Ha sabido ser un jefe/amigo de todos los implicados en el Programa y poner cordura y serenidad siempre que ha hecho falta. A veces hablas con él y tienes la impresión de que tienes delante una roca, pero lo absorva todo, lo procesa y te devuelve un razonamiento y una valoración equilibrados y más próximos a lo justo de lo que tú le habías transmitido.
Han sido muchos años de trabajo constante y de una visión clara y precisa de hacia dónde se dirigían las tendencias, los pasos de los diferentes medios integrantes de este complejo mundo de las tecnologías y de una capacidad de análisis de las situaciones que sólo la experiencia y el buen hacer le conceden a los que saben aprovecharlas. Su talante observador, unido a su saber oir a los demás, y su ausencia de prepotencia o arrogancia, le ha hecho ser un jefe querido y apreciado por todos. Porque sabíamos que podíamos ir con los problemas de cara y sin tapujos y que él iba a saber encontrar una vía de solución o nos iba a dar un punto de vista que nos permitiera solventarlos.
Ha sido, para todos los demás, un anti-Van Gaal. ¿Os acordáis de aquello de <em>»Siempre negativo, nunca positivo</em>», pues Javier era la antítesis de eso: «Siempre positivo, dejemos de lado lo negativo (aunque esté)».
No voy a seguir porque tiempo tendremos de agradecerle lo que ha hecho y todavía puede ser que su cese no sea más que un hueco en el tiempo, hasta que se le ofrezca la continuidad.
En caso de que no sea así, sólo nos cabe desearle mucha suerta a la persona que le toque sucederle; porque tiene el listón muy, muy alto. Aprender todo lo que sabe Javier no será fácil y requerirá mucho «sabes escuchar» y mucha dedicación en todos los ámbitos en que él se mueve.
Javier. Te lo diré en persona, aunque no haga falta, porque tu lo sabes. Cuentas con todos nosotros para lo que creas que te podemos apoyar. Al curso que viene te enredaremos en algo para que no te escapes de nuestro lado más de la cuenta. Seguimos caminando juntos aunque cambiemos de carril.
2 Comentarios
asdfdas
Por que mientes?
Gaspar Ferrer Soria
¿En qué exactamente?. ¿En alguna fecha? o ¿en que considere a Javier un amigo, un jefe excelente, un profesional como la copa de un pino y no necesite hacer anónimos para decirlo?